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Síntomas de cáncer de cuello uterino (cervical, útero)

Signos iniciales y de tumor avanzado, causas, cura, mortalidad, contagio, vacuna, tumores benignos (pólipos, miomas), metástasis.

Los signos y síntomas de cáncer de cuello uterino (también llamado cervical o de cuello de útero) son:
- sangrado vaginal anormal;
- manchas o flujo manchado de sangre entre los periodos menstruales;
- períodos inusualmente largos o pesados;
- sangrado después de la relación sexual;
- sangrado después de duchas vaginales;
- sangrado o secreción de la vagina sanguinolenta después de la menopausia;
- dolor durante las relaciones sexuales;
- secreción acuosa y clara de la vagina;
- aumento de la cantidad de secreción de la vagina;
- secreción maloliente de la vagina.

Hay signos y síntomas tardíos que se producen cuando el cáncer crece o se disemina a otras partes del cuerpo, incluyendo otros órganos:
- dolor en el área pélvica o inferior de la espalda, que puede bajar a la pierna;
- hinchazón (edema) de las piernas;
- cambio en los hábitos para orinar;
- pérdida de control de la vejiga (incontinencia);
- sangre en la orina (hematuria);
- cambio en los hábitos intestinales;
- sangre en las heces;
- estreñimiento;
- anemia, lo que provoca cansancio, falta de energía y falta de aliento;
- pérdida de peso.

QUÉ ES EL CÁNCER DE CUELLO UTERINO


citologia de cancer de cuello uterino (cervical)
Citología de cáncer de cuello uterino
El cáncer cervical (también llamado cáncer de cuello uterino) es un tumor maligno que comienza en las células del cuello uterino. El cuello uterino es parte del sistema reproductivo de la mujer. Es la parte más baja y estrecha del útero o matriz, el pasadizo que conecta el útero con la vagina. A veces, las células en el cuello uterino cambian. Estos cambios pueden provocar tumores benignos como pólipos o miomas, que no son cáncer. Cuando las células del cuello del útero comienzan a cambiar y ser anormales, se produce una displasia del cuello uterino o displasia cervical. La displasia es una enfermedad precancerosa. Esto significa que las células aún no son cáncer, pero que hay una posibilidad más elevada de que estos cambios anormales se conviertan en cáncer de cuello uterino. La displasia del cuello uterino es una enfermedad precancerosa común que puede convertirse en cáncer si no se trata. La mayoría de las mujeres con displasia son tratadas con éxito y no desarrollan cáncer. Pero en algunos casos, los cambios en las células cervicales pueden causar cáncer. Pueden pasar muchos años (por lo general alrededor de 10 años o más) para que los trastornos precancerosos se conviertan en cáncer de cuello de útero, pero a veces esto puede ocurrir en menos tiempo.

Los trastornos precancerosos más comunes del cuello uterino son: displasia cervical, neoplasia intraepitelial cervical, lesión intraepitelial escamosa y células glandulares atípicas. Todos estos trastornos suponen cambios precancerosos en las células que se encuentran en la capa superficial del cuello uterino. Estos cambios son bastante comunes y se producen con mayor frecuencia en mujeres de entre 20 y 30 años.

Muy a menudo, el cáncer de cuello uterino comienza en unas células planas y delgadas llamadas células escamosas. Estas células cubren la superficie del cuello uterino y se encuentran en el revestimiento del cuello uterino. Este tipo de cáncer se llama carcinoma de células escamosas del cuello uterino. El cáncer también puede comenzar en las células glandulares, responsables de fabricar moco. Estas células recubren el interior del cuello del útero. Este tipo de cáncer se llama adenocarcinoma de cuello uterino.

También se pueden desarrollar tipos raros de cáncer cervical como el carcinoma adenoescamoso, que también se llama carcinoma mixto, y el carcinoma de células vítreas.

TUMORES MALIGNOS DE CUELLO UTERINO


El carcinoma de células escamosas y el adenocarcinoma son los dos tipos principales de cáncer de cuello uterino. Estos tipos de cáncer de cuello uterino por lo general se desarrollan a partir de cambios precancerosos en el cuello uterino. No todos los cambios precancerosos se convierten en cáncer, pero cuando lo hacen, por lo general llevan varios años para desarrollarse.

También pueden producirse otros tipos de tumores de cuello uterino, pero no son muy comunes. La mayoría de los tipos de cáncer de cuello uterino son tratados de la misma manera, con algunas diferencias para algunos de los tipos más raros.

Carcinoma de células escamosas

El carcinoma de células escamosas comienza en las células escamosas, unas células planas que recubren la superficie exterior del cuello uterino (exocérvix), principalmente en la zona conocida como la unión escamoso-columnar (o zona de transformación). Representan del 80% al 90% de todos los cánceres cervicales. Generalmente se desarrolla a partir de cambios precancerosos en el cuello uterino.

Hay varios tipos de carcinoma de células escamosas:
- No queratinizante. Se refiere a células escamosas que crecen en masas o nidos.
- Queratinizante. Se refiere a las células-nido que varían en tamaño, son de forma irregular y contienen grupos de células escamosas llamadas perlas de queratina.
- Carcinoma verrugoso (de verruga). Es una rara forma de carcinoma de células escamosas que se caracteriza por células cancerosas que tienden a crecer lentamente y son menos agresivas.
- Otros tipos raros: carcinoma seroso papilar, carcinoma de células transicionales, y carcinoma linfoepitelioma.

Adenocarcinoma cervical

adenocarcinoma cervical
Adenocarcinoma cervical
El adenocarcinoma comienza en las células glandulares de la endocérvix. Los adenocarcinomas representan aproximadamente el 10% de los cánceres cervicales. Se producen con mayor frecuencia en las mujeres más jóvenes. Por lo general se desarrollan a partir de los cambios precancerosos en el cuello uterino y pueden provocar que el cuello del útero se agrande o adopte forma de barril.

Hay varios tipos de adenocarcinoma cervical:

- Adenocarcinoma mucinoso. Es el tipo más común. También puede ser llamado adenocarcinoma endocervical. El tumor contiene nidos de células glandulares de forma irregular.
- Adenocarcinoma endometrioide. Se produce con menos frecuencia y se asemeja al cáncer del revestimiento del útero (cáncer de endometrio).
- Carcinoma de células claras. Se puede producir en las hijas de mujeres que usaron dietilestilbestrol durante el embarazo. El tumor contiene capas de células cancerosas que aparecen claras.
- Otros tipos raros de adenocarcinoma: adenocarcinoma seroso, adenocarcinoma papilar villoglandular, adenoma maligno, adenocarcinoma mesonéfrico y adenocarcinoma endocervical microquístico.

Tumores cervicales raros

Los tumores cervicales malignos raros representan menos del 5% de todos los cánceres cervicales:
- Carcinoma adenoescamoso. Tiene características tanto de adenocarcinoma como de carcinoma de células escamosas. Representa el 3-5% de todos los cánceres de cuello uterino y puede afectar a mujeres de cualquier edad.
- Carcinoma de células Glassy. Es un tumor raro y típicamente agresivo. Estos tumores suelen ser tratados con cirugía y radioterapia.
- Carcinoma adenoide quístico. Es una forma muy rara (menos del 1% de todos los cánceres de cuello uterino) y agresiva de cáncer de cuello uterino que se encuentra sobre todo en mujeres mayores de ascendencia africana cuyos síntomas incluyen sangrado después de la menopausia. Este tipo de cáncer cervical tiende a estar asociado con un pronóstico menos favorable.
- Epitelioma basal adenoide. Es un cáncer de crecimiento lento que tiene un excelente pronóstico (indolente). Se presenta con mayor frecuencia en mujeres posmenopáusicas de ascendencia africana que por lo general no tienen ningún síntoma.
- Carcinoma de células pequeñas del cuello uterino. Tiende a ser agresivo y se asocia con un pronóstico menos favorable, incluso si el cáncer está en etapa precoz. Este tipo de cáncer suele tratarse con quimioterapia y radioterapia, ya que generalmente se ha diseminado fuera del cuello uterino en el momento del diagnóstico. El tipo de quimioterapia usado es diferente al de la mayoría de los cánceres cervicales, ya que esta forma de cáncer cervical se comporta de manera similar al carcinoma de células pequeñas del pulmón.
- Tumores carcinoides del cuello uterino. Pueden ser de crecimiento lento (indolente) o de crecimiento rápido (agresivo). Estos tumores se comportan como tumores carcinoides del intestino y se tratan por lo general de manera similar.
- Sarcoma cervical. Hay varios tipos: carcinosarcoma, leiomiosarcoma y leiomiosarcoma epitelioide. La mayoría de las mujeres con sarcoma cervical tienen un sangrado anormal de la vagina. Si se detecta a tiempo, estos tumores suelen ser tratados con histerectomía radical, salpingo-ooforectomía bilateral (extirpación de los ovarios y las trompas de Falopio) y extirpación de los ganglios linfáticos de la pelvis.
- Melanoma del cuello del útero. Es muy infrecuente, y se asocia con una hemorragia vaginal anormal. Se trata generalmente con histerectomía radical y extirpación de los ganglios linfáticos de la pelvis.
- Linfoma de cuello de útero. Representa menos del 1% de todos los linfomas del sistema reproductivo y se ha asociado con la inmunosupresión. Se presenta con mayor frecuencia en las mujeres premenopáusicas. La mayoría de los casos de este tipo de cáncer de cuello uterino no se encuentran con el cribado cervical. Suele causar sangrado vaginal anormal o flujo con dolor pélvico.

TUMORES BENIGNOS DE CUELLO UTERINO


Hay tres tipos de tumores benignos de cuello uterino: pólipos cervicales, huevo de Naboth y miomas.

Pólipos cervicales

polipo cervical
Pólipo cervical
Los pólipos cervicales son tumoraciones rojas en forma de dedo que crecen en el conducto cervical (vía que comunica el útero con la vagina) y que pueden sobresalir de la vagina. Ocurren con mayor frecuencia en mujeres de 20 años de edad y mayores. Los pólipos son poco frecuentes en mujeres jóvenes que no han iniciado su período. La mayoría de los pólipos son benignos, pero algunos tienen el potencial de convertirse en cancerosos (malignos).

Los siguientes factores de riesgo pueden aumentar las probabilidades de desarrollar un pólipo cervical en la mujer: infección o inflamación crónica del cuello del útero, aumento de los niveles de estrógeno, y embarazo.

La mayoría de los pólipos cervicales no causan síntomas. Los signos y síntomas de un pólipo en el útero pueden incluir: sangrado vaginal anormal, manchas o flujo manchado de sangre entre periodos menstruales, períodos inusualmente largos o pesados, sangrado después de la relación sexual, sangrado después de duchas vaginales, sangrado vaginal después de la menopausia, secreción mucosa amarilla o blanca en la vagina.

Si hay síntomas de pólipo cervical, pueden hacerse pruebas como un examen pélvico, una colposcopia y una biopsia.

Las opciones de tratamiento para un pólipo cervical pueden incluir la extirpación del pólipo durante el examen pélvico. Los pólipos por lo general no necesitan ser extirpados a menos que sean muy grandes, sangren o tengan un aspecto inusual. La extracción de un pólipo se puede hacer girando suavemente el pólipo, atando el pólipo firmemente en la base con una cadena especial para cortar el suministro de sangre, utilizando pinzas especiales, y aplicando calor (electrocauterización) o un láser a la base del pólipo. Se pueden administrar antibióticos si un pólipo cervical está infectado.

Huevo de Naboth

Un huevo de Naboth es un quiste lleno de moco que se produce en la superficie del cuello uterino. Las células que recubren la endocérvix producen moco. A veces las células escamosas que se encuentran normalmente en la exocérvix comienzan a crecer por encima de las células productoras de moco de la endocérvix. Esto atrapa el moco dentro de la endocérvix. Como se produce más moco, se acumula y forma una protuberancia suave y redonda.

No hay factores de riesgo conocidos para los quistes de Naboth, y no causan ningún signo o síntoma. Se encuentran generalmente durante un examen pélvico de rutina. Por lo general, no se necesita tratamiento para un huevo de Naboth, ya que normalmente no causa problemas.

Los huevos de Naboth no desaparecen por sí solos. La cirugía rara vez es necesaria, pero si se necesita se puede extirpar por calor (electrocauterización) o por cirugía con láser.

Miomas cervicales (leiomiomas)

miomas en el utero
Miomas en el útero
Los fibromas cervicales (miomas en el útero) comienzan en el tejido muscular del cuello uterino. Son similares a los fibromas más comunes del útero. Generalmente son pequeños y miden 0,5-1 cm de tamaño. Ocurren con mayor frecuencia en mujeres de 30 años de edad y mayores, pero pueden afectar a mujeres de cualquier edad.

No hay factores de riesgo conocidos para los fibromas cervicales y la mayoría de las mujeres que los tienen no presentan ningún signo o síntoma. Si las mujeres tienen signos y síntomas, suelen estar relacionados con el tamaño y la ubicación del mioma.

Los signos y síntomas de un mioma de útero pueden ser: sangrado vaginal anormal, dolor abdominal bajo o presión que ocurre con mayor frecuencia durante la menstruación, cambio en los hábitos de la vejiga (generalmente porque el fibroma ejerce presión sobre la vejiga) y esterilidad.

Si se presentan síntomas, pueden hacerse pruebas: examen pélvico, ultrasonido generalmente abdominal o transvaginal (transductor que se inserta en la vagina) e imágenes por resonancia magnética.

Las opciones de tratamiento para un mioma cervical pueden incluir medicamentos para controlar los síntomas, extirpación quirúrgica del fibroma (miomectomía) e histerectomía.

FACTORES DE RIESGO PARA EL CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO



virus del papiloma humano
Virus del papiloma humano (VPH)
La infección con el virus del papiloma humano (VPH) es el factor de riesgo más importante para el cáncer de cuello uterino. La mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino ocurren en mujeres menores de 50 años de edad. El cáncer cervical tiende a afectar a las mujeres de ascendencia africana con más frecuencia que a las mujeres caucásicas. Las mujeres que no tienen relaciones sexuales o que las tienen con pocas parejas, como las mujeres de ciertas religiones (por ejemplo, monjas católicas o las mujeres Amish y mormonas), tienden a tener menores tasas de cáncer de cuello uterino. Esto es probablemente debido a que un menor número de parejas sexuales puede reducir su exposición al virus del papiloma humano.

Hay pruebas convincentes de que los siguientes factores incrementan el riesgo de cáncer de cuello uterino:

- Virus del papiloma humano (VPH). La mayoría de las mujeres que desarrollan cáncer de cuello uterino han tenido una infección por VPH. Pero tener una infección por VPH no significa que se vaya a desarrollar cáncer de cuello uterino. Muchos tipos diferentes de virus del papiloma humano pueden infectar la cérvix, pero sólo algunos de ellos causan cambios anormales en las células que pueden convertirse en cáncer.

- Fumar. Los investigadores han demostrado que fumar tabaco está vinculado con el desarrollo de displasia cervical, que es un trastorno precanceroso, y con el cáncer cervical. El humo del cigarrillo contiene muchas sustancias que causan cáncer o son carcinógenas. Afectan a muchas partes del cuerpo. Los investigadores han encontrado subproductos del humo del cigarrillo en las células que recubren el cuello uterino de las mujeres que fuman. Parece que estas sustancias nocivas pueden dañar las células y causar cáncer de cuello uterino. Cuantos más cigarrillos se fuman al día, mayor es el riesgo.

- Tener muchos hijos. La paridad es el número de veces que una mujer ha dado a luz. La multiparidad, o dar a luz más de una vez, se ha relacionado con el riesgo de cáncer de cuello uterino. Cuantos más hijos da a luz una mujer, mayor es su riesgo de cáncer de cuello uterino.

- Actividad sexual. Ser sexualmente activo significa algo más que tener relaciones sexuales con alguien. Puede significar cualquier contacto genital piel a piel, tener sexo oral y tener relaciones sexuales. Todas las mujeres que alguna vez han sido sexualmente activas están en riesgo de desarrollar cáncer cervical. Las mujeres que nunca han sido sexualmente activas rara vez desarrollan cáncer de cuello uterino. Tener actividad sexual a una edad temprana puede aumentar el riesgo de cáncer de cuello uterino. Los investigadores creen que esto aumenta el riesgo debido a que el cuello del útero cambia durante la pubertad y estos cambios hacen el área más vulnerable al daño. Ciertos tipos de conductas sexuales aumentan el riesgo de que una mujer se infecte con el virus del papiloma humano, que está vinculado con el cáncer cervical. Tener relaciones sexuales con muchas parejas (promiscuidad) puede aumentar la exposición al VPH, que se transmite por contacto sexual. Por esta razón, tener muchas parejas sexuales está vinculado con un mayor riesgo de cáncer de cuello uterino. Pero una mujer puede tener el VPH incluso si ha tenido una sola pareja sexual. Las mujeres también parecen tener un riesgo mayor de desarrollar cáncer cervical si sus parejas han tenido muchas parejas sexuales o parejas femeninas con cáncer de cuello uterino.

- Sistema inmunológico deficiente. El sistema inmune puede debilitarse por medicamentos inmunosupresores que se administran después de un trasplante de órganos para evitar que su cuerpo rechace el órgano. También puede estar debilitado por la infección con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Un sistema inmunitario debilitado puede disminuir las defensas del cuerpo contra la infección y la enfermedad. Puede aumentar el riesgo de que la mujer se infecte con VPH y, por tanto, el riesgo de cáncer cervical. Cuando se debilita el sistema inmunológico, existe una mayor probabilidad de que los cambios precancerosos en las células del cuello uterino puedan convertirse en cáncer cervical. Las mujeres con sistemas inmunológicos débiles pueden desarrollar cáncer de cuello uterino a partir de los cambios precancerosos de una forma más rápida que las mujeres con sistemas inmunes normales.

- Situación socioeconómica. Las mujeres con bajos ingresos tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer cervical. Esto se debe principalmente a que estas mujeres son menos propensas a hacerse la prueba de Papanicolaou con regularidad.

- Dietilestilbestrol. El dietilestilbestrol es una forma de estrógeno. Fue utilizado entre 1940 y 1971 para el tratamiento de las mujeres con ciertos problemas durante el embarazo, como abortos involuntarios. No ha sido aprobado para su uso en mujeres embarazadas desde la década de 1970. Las hijas de mujeres que tomaron dietilestilbestrol durante el embarazo tienen un mayor riesgo que el promedio de desarrollar un tipo raro de cáncer de cuello uterino que se llama carcinoma de células claras. Algunos estudios también sugieren que las hijas de las mujeres que tomaron esta sustancia podrían tener un mayor riesgo de desarrollar cambios precancerosos en el cuello uterino y carcinoma de células escamosas del cuello uterino.

- Anticonceptivos orales. Los anticonceptivos orales son llamados comúnmente "la píldora". Tomar anticonceptivos orales durante un largo período de tiempo puede aumentar el riesgo de cáncer de cuello uterino. Las mujeres que toman anticonceptivos orales durante más de 10 años parecen tener el mayor riesgo. Este riesgo disminuye con el tiempo después de dejar de tomar los anticonceptivos orales. Las mujeres que usan anticonceptivos orales y que tienen una infección por VPH parecen tener un riesgo aún mayor de desarrollar cáncer de cuello uterino.

Los siguientes factores se han relacionado con el cáncer de cuello uterino, pero no hay pruebas suficientes para demostrar que supongan un mayor riesgo:

- Antecedentes familiares de cáncer de cuello uterino. Algunos estudios han demostrado que las mujeres que tienen una madre o hermana con diagnóstico de cáncer de cuello uterino tienen un mayor riesgo de desarrollar este tipo de cáncer que las mujeres sin antecedentes familiares. Se necesita más investigación para aclarar si esto se debe a la genética o a factores de estilo de vida en común.

- Historial de infecciones de transmisión sexual. Se cree que tener una infección de transmisión sexual (ITS) aumenta la probabilidad de que una mujer tenga el VPH. La investigación sugiere que la inflamación a largo plazo causada ​​por ciertas ITS puede aumentar el riesgo de cáncer cervical en mujeres con VPH. La Chlamydia trachomatis es un tipo de bacteria. Se transmite por contacto sexual y puede infectar el tracto genital de la mujer. Algunos estudios recientes sugieren que las mujeres con VPH que han tenido clamidia pueden tener un riesgo mayor de desarrollar cáncer de cuello uterino. Se necesitan más estudios para confirmar este hallazgo. La infección con virus del herpes simple tipo 2 (herpesvirus humano 2 o HHV-2) también puede estar relacionada con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino en mujeres con VPH.

Finalmente, no se sabe si la exposición al humo de segunda mano o las duchas vaginales pueden provocar un mayor riesgo de cáncer de cuello de útero.

Cómo reducir el riesgo de cáncer de cuello uterino

Es posible reducir el riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino de las siguientes maneras:
- Reducir la exposición al virus del papiloma humano (VPH). La única manera segura de prevenir la infección por VPH es evitar por completo cualquier contacto genital con otra persona. Si es joven, espere hasta ser más mayor para tener relaciones sexuales. Si es una persona sexualmente activa, puede reducir su riesgo de exposición al VPH limitando el número de parejas sexuales y teniendo una relación monógama con alguien que haya tenido parejas sexuales limitadas.
- Usar preservativo. El uso del condón puede reducir el riesgo de infección por VPH si se pone antes del contacto sexual piel a piel. Como todavía hay algún contacto en áreas no cubiertas por el condón, el uso de preservativos reduce el riesgo de infección por el VPH pero no lo evita por completo.
- Vacunarse del virus del papiloma humano. Hable con su médico sobre la vacuna contra el VPH. Las vacunas Gardasil y Cervarix ayudan a proteger contra la infección por el VPH-16 y el VPH-18, los dos tipos de VPH más relacionados con trastornos precancerosos y con el cáncer de cuello uterino. Las vacunas contra el VPH deben usarse junto con las pruebas de detección para el cáncer de cuello uterino. Todas las mujeres (reciban o no vacuna contra el VPH) necesitan ser examinadas para el cáncer de cuello uterino. Las vacunas previenen la infección para los tipos de VPH relacionados con sólo el 70% de los cánceres de cuello uterino. Alrededor del 30% de los otros cánceres de cuello uterino no se pueden prevenir mediante las vacunas.
- No fumar.
- Comer frutas y verduras. Hacer una dieta saludable y rica en verduras y frutas puede ayudar a reducir el riesgo de una infección por VPH.
- Hacerse pruebas de Papanicolaou con regularidad. La prueba de Papanicolau ayuda a encontrar cambios anormales en el cuello uterino de forma precoz. La detección puede encontrar la enfermedad antes de que tenga síntomas. Hágase las revisiones incluso cuando se sienta bien.
- Averiguar si está en alto riesgo. Algunas mujeres tienen un riesgo mayor que el promedio de desarrollar cáncer cervical. Hable con su médico sobre su riesgo. Si es superior a la media, es posible que necesite hacerse exámenes de Papanicolaou con más frecuencia o una prueba de VPH.

CÓMO SE DETECTA EL CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO


El cribado de cáncer de cuello uterino mediante la prueba de Papanicolaou ha logrado reducir el número de mujeres que desarrollan cáncer de cuello de útero y mueren a causa del mismo. También es importante conocer los factores de riesgo como un sistema inmune debilitado, haber estado expuesta a dietilestilbestrol antes del nacimiento, una infección constante con tipos de alto riesgo del virus del papiloma humano (VPH), tener verrugas genitales de larga duración o de difícil tratamiento, y los cánceres relacionados con el VPH como el cáncer de ano o vulva.

El sistema inmune puede debilitarse si toma medicamentos contra el rechazo después de un trasplante de órganos, o si tiene el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) o lupus eritematoso sistémico (LES). El uso de corticosteroides durante un largo periodo de tiempo también puede debilitar su sistema inmunológico.

Todas las mujeres que han sido sexualmente activas deben hacerse pruebas de Papanicolaou con regularidad a partir de los 21 años de edad. Esto incluye a mujeres que tienen relaciones sexuales con otras mujeres, mujeres que han dejado de tener relaciones sexuales, mujeres operadas de histerectomía parcial y hombres transexuales que son sexualmente activos. La prueba de Papanicolau se realiza cada 1-3 años, dependiendo de las pautas de detección de cada país y de los resultados de las pruebas anteriores.

Las mujeres que nunca han sido sexualmente activas o que han tenido una histerectomía total deben hablar con su médico acerca de si tienen que hacerse las pruebas de Papanicolau. Si le han hecho una histerectomía total para tratar un cáncer o un trastorno precanceroso del cuello del útero, por lo general siguen siendo necesarias las pruebas regulares de Papanicolaou. Es posible que no necesite hacerse exámenes de Papanicolaou si la histerectomía total fue realizada a causa de un trastorno no canceroso (benigno) y si no tiene antecedentes de un trastorno precanceroso cervical o de VPH.

Si es mayor de 69 años, hable con su médico acerca de si es necesario continuar con las pruebas de Papanicolaou. La decisión de dejar de hacer la prueba se basa a menudo en si las últimas 2 o 3 pruebas de Papanicolaou tuvieron resultados normales (negativos).

Si una prueba de Papanicolaou muestra un cambio o anormalidad, puede ser necesario realizar más pruebas de seguimiento: otra prueba de Papanicolaou, prueba de VPH, colposcopia, biopsia colposcópica, curetaje endocervical, legrado endometrial y/o biopsia de cono.

Prueba de Papanicolaou


Durante una prueba de Papanicolaou, un profesional sanitario recoge una pequeña muestra de células del cuello uterino. Las células obtenidas se examinan posteriormente bajo un microscopio para ver si hay algún cambio anormal. La prueba de Papanicolau es la herramienta principal que se utiliza para detectar el cáncer de cuello uterino, ya que puede encontrar cambios en las células cervicales de forma precoz, antes de que se desarrolle el cáncer.

Cómo prepararse para una prueba de Papanicolaou

Antes de hacerse una prueba de Papanicolaou es necesario tomar algunas precauciones:
- Evitar realizarse la prueba durante la menstruación. Para obtener los mejores resultados, la prueba se debe realizar en mitad del ciclo de la mujer, unos 10-20 días después del primer día del período menstrual.
- Evitar tener relaciones sexuales 24 horas antes del examen.
- No utilizar duchas vaginales, medicamentos vaginales, cremas anticonceptivas (espermicidas), espumas o geles (excepto según lo indicado por el médico) durante 48 horas antes del examen. Estos productos pueden ocultar las células anormales.

Cómo se realiza una prueba de Papanicolaou

La prueba de Papanicolaou se hace generalmente como parte de un chequeo anual o durante un examen pélvico (examen ginecológico) en un consultorio médico o clínica. La prueba sólo lleva unos minutos. Puede haber algo de incomodidad, presión o calambres durante el procedimiento, pero no suele ser dolorosa. Un instrumento llamado espéculo (un plástico transparente o dispositivo de metal) se coloca suavemente en la vagina para ampliarla, de manera que puedan verse la parte superior de la vagina y el cuello uterino. Un pequeño palo de madera o una espátula se usa para raspar suavemente la superficie de la parte inferior del cuello del útero con el fin de recoger células. Un cepillo especial se utiliza para obtener células de la parte interior del cuello del útero. La muestra se envía al laboratorio para examinarla bajo un microscopio. El resultado puede tardar entre 2 y 8 semanas.

Puede haber un poco de sangrado vaginal leve durante 1-2 días después de la prueba de Papanicolaou.

Qué significan los resultados de la prueba de Papanicolaou

prueba de papanicolaou
Prueba de Papanicolaou
Un resultado de la prueba de Papanicolaou puede ser descrito como:
- Normal (negativo). Significa que no se encontraron células anormales o cancerosas.
- Anormal (positivo). Los resultados anormales no necesariamente significan que una mujer tenga cáncer. Pueden deberse a una infección (como hongos o el virus del papiloma humano), una inflamación, un dispositivo intrauterino (DIU) o cambios precancerosos en las células.

Las células anormales del cuello del útero o de la vagina pueden ser clasificadas de acuerdo con el grado de anormalidad (de leve a grave). Algunas células anormales vuelvan a la normalidad por su cuenta. Otras células anormales o cambios precancerosos pueden convertirse en cáncer con el tiempo si no se tratan. Si los resultados muestran cáncer, puede ser comunicado como carcinoma de células escamosas, adenocarcinoma u otros tipos de cáncer.

Si se detecta un cambio o anormalidad, el médico decidirá si se necesitan más pruebas, tratamiento o seguimiento. Las opciones de seguimiento pueden variar. Algunos cambios o anormalidades pueden o no requerir tratamiento, dependiendo de lo graves que sean.

Riesgos de la prueba de Papanicolaou

Las pruebas de detección, tales como la prueba de Papanicolaou, conllevan el riesgo de que los resultados sean engañosos. Por ejemplo:
- Falso negativo. No se detecta cáncer o células anormales a pesar de que están presentes. Esto puede ocurrir cuando no hay suficiente tejido de muestra durante la prueba o cuando las células anormales se pierden.
- Falso positivo. Se detecta cáncer o células anormales a pesar de que no están presentes. Esto puede conducir a pruebas de seguimiento innecesarias y ansiedad.

Los falsos negativos en la prueba de Papanicolau son más comunes que los falsos positivos. Por eso es importante hacerse pruebas de Papanicolaou con regularidad, ya que en la próxima prueba será menos probable obtener un falso negativo.

Nuevas pruebas de Papanicolau

En los últimos años se han introducido dos nuevas técnicas de prueba de Papanicolaou:

- Prueba de Papanicolaou computarizada. Utiliza una computadora para examinar una muestra de células y marcar áreas de células anormales. El tecnólogo o patólogo observa de cerca las áreas identificadas por el equipo. Este sistema parece ser tan exacto como la práctica habitual de laboratorio.

- Prueba de Papanicolaou basada en líquido. La muestra de células recolectadas del cuello uterino con el cepillo se coloca en una solución especial en lugar de ser untada en un portaobjetos de vidrio. La solución que contiene la muestra se envía al laboratorio. Una máquina especial prepara la muestra, y el patólogo examina la diapositiva de la forma habitual. La solución que contiene la muestra también puede ser utilizada para la prueba de VPH si es necesario.

Prueba del virus del papiloma humano (VPH)


La prueba del VPH se puede realizar en la misma muestra de células utilizadas para la prueba de Papanicolaou o en una muestra recogida por separado. También puede ser utilizada como una prueba de seguimiento después de una prueba de Papanicolau que de un resultado anormal. Una prueba de VPH busca ADN del virus del papiloma humano en las células tomadas del cuello uterino. La prueba puede decirle si el tipo de VPH es de alto riesgo, lo que significa que puede causar cambios precancerosos en el cuello uterino.

La prueba del VPH no está disponible en todos los territorios y se utiliza sólo para las mujeres de 30 años de edad y mayores. No es apropiada para las mujeres menores de 30 años debido a que las infecciones por VPH temporales son muy comunes en este grupo de edad, y es poco probable que estas infecciones resulten en cambios cervicales anormales.

DIAGNÓSTICO DEL CÁNCER DE CUELLO UTERINO


Los exámenes de diagnóstico para el cáncer de cuello de útero se hacen generalmente: si los síntomas del cáncer cervical están presentes (como un sangrado vaginal anormal), si el médico sospecha de cáncer de cuello uterino después de hablar sobre su salud y completar un examen físico, o si una prueba de rutina (como la prueba de Papanicolaou) sugiere cambios anormales en las células del cuello uterino. A partir de ahí, se pueden realizar las siguientes pruebas:

Historia clínica y examen físico

La historia clínica es un registro de los síntomas presentes, factores de riesgo y de todos los problemas médicos que una persona ha tenido en el pasado. El historial médico de la familia también puede ayudar al médico a diagnosticar el cáncer de cuello uterino. Al hacer una historia clínica, el médico le hará preguntas sobre: antecedentes personales de su actividad sexual y reproducción, infección por VPH, pruebas previas de Papanicolaou anormales y tratamiento de estas anomalías, consumo de tabaco, consumo de fármacos que inhiben el sistema inmunitario (fármacos inmunosupresores), infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), exposición a dietilestilbestrol antes del nacimiento, uso de anticonceptivos orales, historia familiar de cáncer de cuello uterino, y signos y síntomas. Un examen físico permite al médico detectar cualquier signo de cáncer de cuello uterino. Durante un examen físico, el médico puede hacerle un examen pélvico, hacerle un examen rectal digital (tacto rectal) para palpar un posible bulto o área engrosada en la vagina, palpar los ganglios linfáticos de la ingle y encima de la clavícula para ver si están inflamados.

Prueba de Papanicolaou

Una prueba de Papanicolaou es un procedimiento que raspa una pequeña muestra de células de la superficie de la ectocérvix para que las células puedan ser examinadas en busca de cambios anormales. Esta prueba permite detectar cambios precoces, antes de que se desarrolle el cáncer.

Análisis sanguíneo completo

Permite comprobar si hay anemia por hemorragia vaginal a largo plazo y proporcionar una base para la comparación de futuros análisis realizados durante y después del tratamiento.

Pruebas de química sanguínea

Miden ciertas sustancias químicas en la sangre que muestran si ciertos órganos están funcionando bien, y también permiten detectar anormalidades. Estas pruebas se utilizan asimismo para la estadificación del cáncer de cuello uterino, ya que mayores niveles de ciertas sustancias pueden indicar que el cáncer se ha diseminado a los riñones o el hígado. Las sustancias que se miden son:
- Urea (nitrógeno de urea en sangre) y creatinina para evaluar la función renal.
- Transaminasas como la alanina aminotransferasa (ALT) y la aspartato aminotransferasa (AST), y la fosfatasa alcalina, para evaluar la función hepática.

Colposcopia

La colposcopia es un tipo de endoscopia que se realiza para examinar de cerca la superficie exterior del cuello uterino (exocérvix) y la parte inferior del cuello uterino interior (endocérvix). Una colposcopia se realiza de la misma manera que una prueba de Papanicolaou. Se introduce un espéculo en la vagina para mantenerla abierta, de tal manera que el cuello uterino se puede ver y examinar con claridad. El médico utiliza un instrumento especial llamado colposcopio que tiene una luz y una lente de aumento en su extremo, lo que permite ver con más claridad y mayor aumento la superficie interior del cuello del útero y la vagina. El colposcopio en sí no se inserta sino que se coloca fuera de la abertura de la vagina. El área puede ser lavada con soluciones que ayudan al médico a ver mejor los tejidos. Pueden tomarse biopsias de cualquier área sospechosa utilizando fórceps o una cuchara llamada cureta. La colposcopia se puede hacer si la mujer está embarazada, pero no se debe hacer durante la menstruación.

Biopsia de útero

Si una prueba de Papanicolaou muestra células anormales, el médico puede tomar una biopsia del cuello uterino. Durante la biopsia, se quitan tejidos o células de la zona para que puedan ser examinados en un laboratorio. Hay varios tipos de biopsias que se pueden utilizar para el cuello del útero:

- Biopsia colposcópica. Esta biopsia se realiza durante la colposcopia. Se puede utilizar un anestésico local para adormecer el cuello del útero. Mediante unas pinzas de biopsia se eliminan pequeñas cantidades de tejido de las áreas de aspecto sospechoso, principalmente de la parte inferior del cuello del útero (exocérvix). El procedimiento puede causar calambres o molestias leves (similar a los cólicos menstruales), y puede haber un poco de sangrado vaginal leve después.

- Curetaje endocervical. Esta biopsia se realiza durante la colposcopia. Se puede aplicar un anestésico local para adormecer el cuello del útero. Luego se usa una herramienta estrecha, con forma de cuchara, llamada cureta, para raspar suavemente las células y tejidos del conducto cervical.

- Biopsia de cono (conización cervical). La biopsia de cono extrae un pedazo de tejido del cuello del útero en forma de cono. Ese cono de tejido se obtiene de la parte exterior del cuello uterino más cercana a la vagina y de parte del canal endocervical. La biopsia de cono se puede realizar de 3 maneras: por escisión electroquirúrgica con asa (utiliza un asa de alambre delgado, calentado por una corriente eléctrica, para extraer tejido cervical), por escisión con corte frío (utiliza un bisturí quirúrgico), y por escisión láser (utiliza un láser).

- Biopsia guiada por tomografía computarizada. Puede tomarse uno de los ganglios linfáticos anormales o sospechosos de la ingle o de encima de la clavícula, utilizando una tomografía computarizada para guiar la inserción de la aguja de biopsia en los ganglios linfáticos.

Análisis de orina

Un análisis de orina es una prueba rutinaria de orina que describe el color, la apariencia y el contenido de una muestra de orina. Se realiza para encontrar anomalías, tales como sangre en la orina. La sangre en la orina significa que hay sangrado en algún lugar de las vías urinarias (riñones, uréteres, vejiga o uretra), lo que puede indicar que el cáncer se ha propagado al sistema urinario.

Endoscopia

Los procedimientos de endoscopia como la cistoscopia y la sigmoidoscopia se hacen en mujeres con síntomas que sugieren que el cáncer se puede haber diseminado a la vejiga o al recto. Estas pruebas también se realizan para conocer la etapa de cánceres de cuello uterino más avanzados.

La cistoscopia se realiza para averiguar si el cáncer se ha propagado a la vejiga y la uretra. Una biopsia se puede realizar al mismo tiempo que la cistoscopia si el médico encuentra un área sospechosa durante el examen.

La sigmoidoscopia se realiza para averiguar si el cáncer se ha extendido hasta el recto. También se puede realizar una biopsia al mismo tiempo.

Un examen completo de la pelvis se puede realizar al mismo tiempo que la cistoscopia o la sigmoidoscopia, mientras la mujer está bajo anestesia general. El médico revisará la extensión del cáncer a las estructuras de la vagina o los alrededores.

Radiografía de tórax

Una radiografía utiliza pequeñas dosis de radiación para obtener una imagen de las estructuras del cuerpo en imágenes. Una radiografía de tórax puede realizarse para detectar la propagación del cáncer a los pulmones.

Enema de bario

Un enema de bario puede realizarse para determinar si el cáncer se ha extendido hasta el recto.

Tomografía computarizada

Se utiliza para averiguar la extensión del tumor cervical, ver si hay cáncer en los órganos y tejidos cercanos a la pelvis, en el hígado y los pulmones, o en los ganglios linfáticos circundantes.

resonancia cancer de cuello uterino (cervical)
Resonancia de cáncer de cuello uterino
Resonancia magnética

Se utiliza para averiguar la extensión del tumor cervical, comprobar si hay cáncer en los órganos y tejidos cercanos a la pelvis, en el cerebro y la médula espinal, o en los ganglios linfáticos circundantes.

Pielograma intravenoso

Un pielograma intravenoso es una radiografía especial del sistema urinario. Se puede utilizar para ver si el cáncer está bloqueando (obstruyendo) los uréteres. Esta prueba puede no ser necesaria si se hace un rastreo mediante contraste con resonancia o tomografía.

Tomografía por emisión de positrones

Se utiliza para ver si el cáncer se ha diseminado más allá del cuello uterino. Pocas veces se utiliza en personas con cáncer de cuello uterino en etapa inicial.

CÁNCER CERVICAL CON METÁSTASIS


El cáncer cervical puede propagarse por:

- Extensión directa. Una vez que el cáncer de cuello uterino se ha diseminado al tejido estromal (la capa de tejido conectivo de soporte del cuello uterino), puede pasar a órganos y tejidos cercanos: la vagina, el tejido conectivo laxo alrededor del cuello uterino y el útero (tejido parametrial), la pelvis y los lados de la pelvis (paredes de la pelvis), la vejiga y el recto.

- Diseminación linfática. Las células cancerosas pueden propagarse a partir de un tumor cervical a los ganglios linfáticos cercanos y lejanos. Una vez en los ganglios linfáticos, las células pueden viajar a través del sistema linfático a otras partes del cuerpo. Los ganglios linfáticos donde se extiende el cáncer de cuello uterino con más frecuencia son los pélvicos, los que están alrededor de la aorta abdominal, los que están en los tejidos alrededor del útero (ganglios linfáticos parametriales), y los del pecho.

- Metástasis a distancia. El cáncer cervical también puede propagarse a través de la sangre a órganos distantes: pulmones, hueso e hígado.

TRATAMIENTO DEL CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO


Las decisiones de tratamiento para el cáncer de cuello uterino se basan en el tamaño del tumor, la etapa del cáncer, el estado general de salud, y factores personales como la edad de la mujer y si quiere tener hijos en el futuro (se debe hacer un asesoramiento de fertilidad antes de iniciar el tratamiento). Es importante hacer visitas regulares de seguimiento, especialmente en los primeros 3 años después del tratamiento.

Las opciones de tratamiento para el cáncer cervical son:

Cirugía del cáncer cervical

Hay varios procedimientos quirúrgicos para tratar el cáncer de cuello uterino:
- Biopsia de cono. Se utiliza a veces para tratar tumores cervicales muy precoces en mujeres que desean preservar su fertilidad (capacidad de tener hijos).
- Traquelectomía radical. Se hace a veces en lugar de una histerectomía en mujeres jóvenes con cáncer de cuello uterino en estadio precoz que desean preservar su fertilidad.
- Histerectomía total. Se realiza cuando es necesario extirpar el cuello del útero y el cáncer está en una etapa muy precoz (etapa IA).
- Histerectomía radical. Se realiza cuando el tumor cervical es grande. Se extirpan el cuello del útero (cérvix), el útero, parte de la vagina, y algunas de las estructuras y tejidos cerca del cuello uterino y de los ganglios linfáticos de la pelvis.
- Exenteración pélvica. Se hace a veces cuando el cáncer de cuello uterino se repite a nivel local (dentro de la pelvis) después de ser tratado con radioterapia. Se extirpan el cuello uterino, el útero, la vagina, los ovarios, las trompas de Falopio, los ganglios linfáticos, el recto y/o la vejiga.

Radioterapia para el cáncer cervical

La radioterapia para el cáncer de cérvix incluye a menudo una combinación de radioterapia de haz externo seguida de braquiterapia. La radioterapia externa puede darse para aliviar los síntomas de la enfermedad avanzada.

Quimioterapia para el cáncer cervical

La quimioterapia para el cáncer cervical suele administrarse en combinación con la radioterapia de haz externo para hacer las células cancerosas sensibles a los efectos de la radiación. La quimioterapia a menudo incluye cisplatino por sí solo o, a veces, en combinación con otros medicamentos de quimioterapia.

La quimioterapia se puede administrar sola para aliviar los síntomas de la enfermedad avanzada cuando la cirugía y la radiación no son posibles.

PRONÓSTICO Y SUPERVIVENCIA PARA EL CÁNCER DE CUELLO DE ÚTERO


Los siguientes son factores pronósticos del cáncer de cuello uterino:

- Tamaño y volumen del tumor. A menor tamaño y volumen del tumor mejor es el pronóstico. El tamaño refiere a una dimensión más grande del tumor. El volumen se refiere a las tres dimensiones (altura, anchura y espesor).

- Etapa. La etapa del cáncer de cuello uterino es el factor pronóstico más importante. Un cáncer de cuello uterino en etapa inicial tiene un pronóstico más favorable. Los tumores que invaden ambos lados de la pelvis (paredes de la pelvis) o el tejido conectivo laxo alrededor del cuello uterino y el útero (tejido parametrial) tienen resultados menos favorables. El cáncer que se ha diseminado a los ganglios linfáticos o a otras áreas del cuerpo tienen un peor pronóstico.

- Grado. Un cáncer de cuello del útero con una calificación baja tiene un pronóstico más favorable. Los tumores de grado 3 tienen un mayor riesgo de metástasis y un pronóstico menos favorable. El grado como factor pronóstico parece ser más importante para el adenocarcinoma de cuello uterino.

- Tipo de tumor. El carcinoma de células pequeñas y el carcinoma de células vítreas son tumores agresivos que tienen un pronóstico menos favorable en comparación con otros tipos de cáncer de cuello uterino, incluso cuando la enfermedad está en estadio inicial.

- Anemia. Las mujeres con anemia tienen un pronóstico peor que las mujeres que no tienen anemia. No se sabe por qué la anemia tiene este efecto, e incluso no es reversible con una transfusión de sangre.

Supervivencia y esperanza de vida del cáncer cervical


La supervivencia relativa a 5 años para el cáncer cervical es del 74%. Esto significa que, en promedio, las mujeres diagnosticadas con cáncer de cuello uterino tienen un 74% de probabilidades de vivir 5 años (o más) después del diagnóstico con respecto a las personas de la población general que no tienen cáncer. Sin embargo, la supervivencia varía con cada estadio, grado y tipo particular de cáncer cervical. Generalmente, cuanto antes se diagnostica el cáncer de cuello uterino mejor será la esperanza de vida. El cáncer cervical suele responder bien al tratamiento y hay muchos tratamientos eficaces disponibles.