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Síntomas del cáncer de vulva

Qué es, signos iniciales y de tumor avanzado en la vulva, tratamiento y cura del cáncer vulvar, pronóstico, causas, fotos e imágenes, mortalidad.

Los signos y síntomas del cáncer de vulva (vulvar) son: picazón en la vulva que dura mucho tiempo y no se alivia con antimicóticos o cremas con esteroides; zonas de color rosa, rojo, blanco o descoloridas; parches escamosos o similares a las verrugas; parches rojos y dolorosos, o una llaga abierta (úlcera); engrosamiento de la piel; dolor, sensibilidad o malestar en la vulva; cambios en la apariencia de un lunar en la vulva (que puede hacerse más grande o cambiar de color o forma); un bulto o masa en la vulva que no desaparece; ardor o sensación de hormigueo (puede ser peor al orinar).

Los signos y síntomas tardíos se producen cuando el cáncer de vulva se agranda o se disemina a otras partes del cuerpo, incluyendo otros órganos, y pueden ser: picazón severa, dolor, gran bulto o masa en la vulva, dolor al orinar o al tener relaciones sexuales, sangrado o flujo inusual, pérdida de líquido a partir del tumor, y uno o más ganglios linfáticos hinchados o duros en la ingle.

El cáncer vulvar puede no causar signos o síntomas en sus primeras etapas.

¿QUÉ ES EL CÁNCER DE VULVA?


sintomas del cancer de vulva
La vulva
El cáncer de vulva (o vulvar) es un tumor maligno que se origina en las células de la vulva. La vulva es la parte visible del sistema reproductivo de la mujer que incluye el clítoris y los labios vaginales. Los labios son pliegues de la piel que se parecen a los labios de la boca y están alrededor de la abertura de la vagina. La vagina o canal del parto, es el tubo muscular que va desde el cuello del útero al exterior del cuerpo.

Las células de la vulva pueden cambiar y provocar trastornos no cancerosos o benignos como el liquen escleroso o las verrugas genitales (condiloma acuminado). También pueden dar lugar a tumores no cancerosos como el quiste de Bartolino y el quiste de Skene.

Los cambios en las células pueden producir trastornos precancerosos como la neoplasia intraepitelial vulvar, que es el trastorno precanceroso más común de la vulva. La enfermedad de Paget de la vulva es otro trastorno precanceroso, pero es raro.

En algunos casos, los cambios en las células de la vulva pueden provocar cáncer. Muy a menudo, el cáncer de vulva comienza en unas células planas y delgadas llamadas células escamosas. Estas células se encuentran en la piel de la vulva. Este tipo de cáncer se llama carcinoma de células escamosas de la vulva. El cáncer vulvar también puede comenzar en los melanocitos, que son las células que forman los pigmentos. Son las células que dan color a los ojos, la piel y el cabello. El cáncer que comienza en los melanocitos de la vulva se llama melanoma vulvar.

También se pueden desarrollar tipos raros de cáncer de vulva como la enfermedad invasiva de Paget, el carcinoma verrugoso y el adenocarcinoma.

Los sitios más comunes donde se extiende el cáncer de vulva son:
- los ganglios linfáticos de la ingle (llamados ganglios inguinales) del mismo lado que el tumor o en ambos lados de la ingle;
- órganos cercanos (incluyendo el clítoris, la vagina, la uretra, la vejiga, el ano o el recto);
- el hueso púbico;
- ganglios linfáticos de la pelvis;
- pulmón (el sitio más común de metástasis a distancia);
- hígado;
- huesos.

QUISTES Y TUMORES BENIGNOS DE LA VULVA


Un quiste benigno es un saco lleno de líquido en el tejido vulvar. Un tumor benigno de la vulva es un crecimiento no canceroso que no se disemina a otras partes del cuerpo y no suele ser mortal.

Quistes benignos de la vulva


quiste de bartolino
Quiste de Bartolino
Los quistes benignos son causados ​​por un bloqueo u obstrucción de los conductos o glándulas en el área de la vulva.

El quiste de Bartolino (también llamado quiste de la glándula de Bartolino) es el tipo más común de quiste vulvar. Por lo general, sólo afecta a una de las glándulas y aparece como un bulto que no duele al lado de la abertura vaginal. La mayoría de los quistes de Bartolino no causan ningún síntoma, pero un quiste de Bartholin infectado aparece como una protuberancia inflamada y dolorosa.

El quiste de Skene se desarrolla en las glándulas de Skene, que se encuentran al lado de la abertura de la uretra. Los síntomas son dolor, problemas para orinar e infecciones urinarias.

Los quistes de Bartolino y de Skene no necesitan ser tratados si no causan síntomas. Algunos quistes pueden desaparecer por sí solos sin tratamiento alguno. Si el quiste causa síntomas, el tratamiento puede ser drenar el quiste y una marsupialisación (para los quistes que regresan). La marsupialisación es un procedimiento quirúrgico que permite que la glándula drene correctamente haciendo una incisión (corte) en la pared del quiste. Los bordes del quiste se pelan y se cosen para mantenerlos abiertos.

Tumores benignos de la vulva


Los tumores benignos de la vulva no son muy comunes. Hay de varios tipos:

- Fibroma, fibromioma y dermatofibroma. Son tumores firmes y de color grisáceo-marrón que se quitan generalmente con cirugía para asegurarse de que no son cáncer.

- Lipomas. Tumores blandos que pueden adherirse a la piel mediante un tallo (pedunculados) o crecer planos sobre la piel (sésiles). Por lo general no se eliminan, a menos que causen dolor o angustia.

- Hemangioma. Es un tumor que comienza en los vasos sanguíneos del área de la vulva, especialmente en los labios mayores. Son tumores rojos bien definidos.

La biopsia se usa para diagnosticar los tumores benignos y descartar la posibilidad de cáncer.

El tratamiento para los tumores benignos de la vulva dependerá del tipo de tumor y puede incluir la extirpación quirúrgica mediante criocirugía, electrocoagulación o
cirugía con láser.

TRASTORNOS PRECANCEROSOS DE LA VULVA


Los trastornos precancerosos de la vulva tienen el potencial de convertirse en cáncer vulvar. Los más comunes son la neoplasia intraepitelial vulvar y la enfermedad de Paget pre-invasiva de la vulva.

Neoplasia intraepitelial vulvar


neoplasia intraepitelial vulvar
Neoplasia intraepitelial vulvar
La neoplasia intraepitelial vulvar es una anormalidad de las células epiteliales de la piel de la vulva. Hay 3 tipos:

- Común. Es el más habitual, e incluye lesiones de tipo verrugoso, basaloide y mixtas (verrugosas y basaloides). Es el que menos probabilidades tiene de evolucionar en cáncer. Este tipo de trastorno se encuentra en mujeres jóvenes y premenopáusicas que tienen infección por virus del papiloma humano, un sistema inmune debilitado (inmunosupresión) o fuman.

- Diferenciado. Es el tipo más propenso a convertirse en un carcinoma de células escamosas de la vulva. Se encuentra sobre todo en las mujeres posmenopáusicas de entre 60 o 70 años. Se asocia principalmente con enfermedades crónicas de la piel vulvar como el liquen escleroso, pero no está asociado con la infección por VPH.

- Sin clasificación. Esta categoría se utiliza para la neoplasia intraepitelial vulvar que no encaja en ninguna de las otras 2 categorías. Es un tipo de trastorno muy raro.

Los siguientes factores de riesgo pueden aumentar las probabilidades de desarrollar neoplasia intraepitelial vulvar: infección por virus del papiloma humano (VPH), liquen escleroso, fumar e inmunosupresión.

Los signos y síntomas de la neoplasia intraepitelial vulvar pueden incluir:
- picazón en el área de la vulva;
- dolor o sensibilidad en la piel de la vulva;
- ardor o sensación de hormigueo, que puede ser peor al orinar;
- parches blancos, rojos, grises u oscuros;
- piel escamosa o verrugosa;
- parches levantados.

Las pruebas para hacer un diagnóstico de neoplasia intraepitelial vulvar pueden ser:
- examen físico de la vulva, la vagina, el cuello uterino y el ano;
- colposcopia (el médico puede usar una solución para convertir las áreas anormales de color blanco, para que sea más fácil verlas);
- biopsia.

El tratamiento se basa en la forma y la profundidad de la lesión. Los médicos tratan de preservar la mayor cantidad posible de tejido y evitar las áreas sensibles, como el clítoris, la uretra y el ano. La cirugía con una amplia escisión local se hace si se sospecha de la presencia de células cancerosas. Una vulvectomía se puede hacer si hay varias áreas anormales diferentes (enfermedad multifocal). La cirugía con láser se puede ofrecer si no se sospecha de cáncer, y se puede utilizar en áreas anormales individuales o múltiples. No se utiliza si la neoplasia está en áreas que tienen pelo.

Las mujeres que han sido tratadas de neoplasia intraepitelial vulvar tienen un alto riesgo de recaer, sobre todo si no todas las áreas anormales fueron eliminadas durante la cirugía.

Enfermedad de Paget pre-invasiva de la vulva


La enfermedad de Paget pre-invasiva de la vulva es un trastorno precanceroso raro que, en algunos casos, se asocia con un cáncer invasivo de la vulva. Comienza en las células glandulares de la vulva.

Los siguientes factores de riesgo pueden aumentar las probabilidades de desarrollar la enfermedad de Paget: edad (las mujeres post-menopáusicas tienen un mayor riesgo) y ascendencia (las mujeres de raza blanca tienen mayor riesgo).

enfermedad de paget
Enfermedad de Paget
Los signos y síntomas de la enfermedad de Paget pre-invasiva de la vulva pueden ser: picazón, malestar y/o dolor. Las pruebas para diagnosticar la enfermedad pueden ser: historia médica completa, examen físico y biopsia. Además, las mujeres con enfermedad de Paget de la vulva se deben revisar para otros tipos de cáncer, como el de mama, recto, vejiga, uretra, cuello uterino u ovario. Estos cánceres se encuentran a menudo en mujeres diagnosticadas con la enfermedad de Paget. Estas áreas se comprueban en el momento del diagnóstico, y luego se vigilan durante toda la vida.

La enfermedad de Paget generalmente se trata con cirugía, haciendo una amplia escisión local que elimina la zona afectada junto con un amplio margen de tejido sano que lo rodea. El tejido subyacente también se puede extraer si el médico cree que la enfermedad ha invadido otras zonas. Puede ser necesaria una vulvectomía simple si está afectada una gran área de la vagina.

La recurrencia de la enfermedad de Paget pre-invasora de la vulva es muy común. Si no se presenta en los tejidos circundantes en el momento de la recurrencia, otra escisión local amplia es a menudo eficaz.

TUMORES MALIGNOS DE LA VULVA



Los tumores malignos de la vulva son crecimientos cancerosos que tienen el potencial de diseminarse (por metástasis) a otras partes del cuerpo.

Carcinoma de células escamosas


El carcinoma de células escamosas es el tumor maligno más frecuente de la vulva, y representa más del 90% de todos los tumores de vulva. Comienza en las células epiteliales de la piel de la vulva. Con mayor frecuencia se encuentra en los labios mayores y, por lo general, ocurre en mujeres entre los 60 y los 70 años.

Melanoma de vulva


El melanoma de la vulva es el segundo tumor maligno más común de la vulva. Se inicia en las células productoras de pigmento de la piel (melanocitos). Puede parecer un área oscura de piel o puede comenzar en un lunar ya existente. El melanoma de vulva se encuentra más frecuentemente en los labios menores, los labios mayores o el clítoris.

Enfermedad de Paget invasiva de la vulva


La enfermedad de Paget de la vulva es un tipo raro de cáncer vulvar. A menudo aparece como una erupción en la capa superior de la piel de la vulva. En algunos casos, es un síntoma de otro cáncer subyacente en una glándula de Bartholin, una glándula sudorípara o tejidos cercanos de la vagina, el cuello uterino, la uretra, la vejiga o el recto.

Tumores de vulva raros


Hay varios tipos de tumores raros de la vulva:
- Carcinoma verrugoso. Un tipo de carcinoma de células escamosas con una especie de verruga y un muy buen pronóstico.
- Adenocarcinoma. Normalmente se encuentra en una glándula de Bartholin o en una glándula sudorípara).
- Carcinoma de células basales.
- Sarcoma (incluyendo leiomiosarcoma, histiocitoma fibroso maligno, sarcoma de Kaposi o angiosarcoma.
- Linfoma no Hodgkin.
- Carcinoma de células de Merkel.

La mayor parte de estos tumores se tratan con cirugía, por lo general con una escisión amplia. Los ganglios linfáticos también pueden ser extirpados.

FACTORES DE RIESGO DEL CÁNCER DE VULVA


El riesgo de desarrollar cáncer aumenta con la edad de la vulva. El cáncer vulvar se presenta con mayor frecuencia en mujeres mayores de 70 años.

Para reducir los riesgos del cáncer de vulva debería seguir los mismos consejos que para el cáncer de cuello uterino.

Los siguientes factores son conocidos por aumentar el riesgo de desarrollar cáncer en la vulva:

Infección con el virus del papiloma humano

La infección con el virus del papiloma humano (VPH) se asocia con el cáncer de vulva. Los VPH son un grupo de virus que pueden causar una variedad de verrugas (llamadas papilomas) en diferentes partes del cuerpo, incluyendo los genitales. La infección por VPH es muy común y puede estar presente durante años sin síntomas. Esta infección generalmente desaparece sin tratamiento porque el sistema inmunológico de la persona se deshace de la infección.

El VPH se transmite fácilmente por contacto de piel a piel con cualquier área del cuerpo infectada. Se transmite principalmente a través del contacto sexual. Ser sexualmente activa a una edad temprana y tener muchas parejas sexuales puede aumentar las probabilidades de contraer el VPH. La mayoría de las mujeres sexualmente activas estarán expuestas al VPH en algún momento de su vida.

Hay muchos tipos diferentes de VPH, pero sólo ciertos tipos pueden causar cáncer de vulva: el VPH 16 y el VPH 18.

Antecedentes personales de neoplasia intraepitelial vulvar

Las mujeres que han sido diagnosticadas con un trastorno precanceroso genital, como la neoplasia intraepitelial vulvar, están en mayor riesgo de desarrollar cáncer de vulva. La neoplasia intraepitelial vulvar es un trastorno en el que hay células anormales en la capa superficial de la piel vulvar (el epitelio), al que también se le puede llamar carcinoma in situ, displasia severa o lesión intraepitelial vulvar escamosa. La infección por VPH se asocia con el desarrollo de esta enfermedad, aunque la infección con el VPH por sí sola no puede causarla.

Antecedentes personales de cáncer de cuello uterino, vaginal o anal

Las mujeres que han sido diagnosticadas con cáncer de cuello uterino, vaginal o anal tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de vulva. Esto puede ser debido al hecho de que los cánceres cervicales, vulvares, anales y vaginales tienen factores de riesgo similares, como la infección por VPH y el tabaquismo.

Sistema inmunológico deficiente

Un sistema inmunitario debilitado puede aumentar el riesgo de cáncer de vulva de una mujer, ya que puede reducir la capacidad del cuerpo para defenderse contra infecciones como el VPH. El sistema inmune puede debilitarse por medicamentos que suprimen el sistema inmunológico, como los que se toman después de un trasplante de órganos para ayudar a prevenir el rechazo y también debido al VIH (virus de inmunodeficiencia humana).

Fumar

Fumar aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de vulva, debido a que las fumadoras tienen un mayor riesgo de neoplasia vulvar (un factor de riesgo para el cáncer vulvar).

Historia personal de enfermedades de la piel vulvar

Las mujeres con antecedentes de enfermedades de la piel de la vulva, como la esclerosis por líquenes (una enfermedad inflamatoria crónica de la piel), tienen un mayor riesgo de cáncer de vulva, debido a la inflamación celular crónica de la vulva.

Melanoma o lunares

Las mujeres con antecedentes personales o familiares de melanoma o lunares atípicos tienen un mayor riesgo de desarrollar un melanoma de la vulva.

DETECCIÓN PRECOZ DEL CÁNCER DE VULVA


Cuando se detecta y trata a tiempo, el tratamiento del cáncer de vulva tiene mejores posibilidades de éxito. Reconocer los síntomas y hacerse chequeos regulares son las mejores maneras de detectar el cáncer vulvar a tiempo.

Las siguientes estrategias pueden ayudar a detectar y diagnosticar el cáncer vulvar a tiempo:
- Informar al médico de cualquier anomalía de la vulva, como lesiones elevadas, úlceras, placas y decoloración de la piel. También debe ser consciente de lo que es normal en sus genitales y comunicar cualquier crecimiento anormal, bulto o lesión de la piel en la vulva.
- Examen pélvico. Puede detectar anormalidades de la vulva. Este examen se hace a menudo al mismo tiempo que un chequeo regular y la prueba de Papanicolaou.

Las mujeres que tienen un riesgo mayor que el promedio de desarrollar cáncer de vulva pueden necesitar una mayor frecuencia de exámenes ginecológicos.

DIAGNÓSTICO DEL CÁNCER DE VULVA


Los exámenes de diagnóstico para el cáncer vulvar generalmente se hacen cuando se tienen síntomas y si
el médico sospecha que existe cáncer de vulva después de un examen físico. Desafortunadamente, el cáncer de vulva no se suele diagnosticar de inmediato. A veces, las mujeres utilizan medicamentos para tratar los síntomas sin hacerse un examen físico y una biopsia.

Hay diferentes pruebas para diagnosticar el cáncer de vulva:

- Historia clínica y examen físico. El médico preguntará sobre los síntomas y sobre su historia personal de infección por virus del papiloma humano, neoplasia intraepitelial vulvar, melanoma, cáncer cervical, cáncer vaginal, cáncer anal, sistema inmune debilitado, y otros factores de riesgo para el cáncer de vulva. El examen físico consiste en examinar la vulva, la vagina y el cuello uterino, hacer un examen pélvico y una prueba de Papanicolaou (el cáncer vulvar puede propagarse a la vagina y el cuello del útero), examinar el ano y el recto, y palpar la ingle en busca de ganglios linfáticos hinchados.

- Colposcopia. La colposcopia es un procedimiento que utiliza un colposcopio (un instrumento con aumento y luz) para examinar la vulva, la vagina y el cuello uterino. El médico podría frotar cualquier área anormal con soluciones para ver mejor los tejidos. Pueden tomarse biopsias de cualquier área sospechosa.

- Biopsia de vulva. Una biopsia es la única manera de conseguir un diagnóstico definitivo de cáncer vulvar. La biopsia con sacabocados es el tipo más común de biopsia para diagnosticar el cáncer de vulva. La biopsia quirúrgica (por lo general una amplia escisión) se puede hacer para eliminar un tumor o área anormal. También puede realizarse una aspiración con aguja fina en un ganglio linfático agrandado de la ingle.

- Tomografía computarizada. Se usa en mujeres con tumores grandes vulva o los ganglios linfáticos agrandados para ver las zonas donde el cáncer se ha diseminado y determinar el tamaño y forma del tumor.

- Radiografía de tórax. Se utiliza para ver si el cáncer de vulva se ha propagado a los pulmones.

- Análisis sanguíneo completo. Permite reunir información sobre su salud en general.

- Pruebas de química sanguínea. Se utilizan para la estadificación del cáncer vulvar. Las pruebas de función renal comprueban si están funcionando bien los riñones y miden la creatinina y la urea en sangre. Los niveles altos de calcio en la sangre pueden indicar que el cáncer se ha propagado a los huesos.

- Otras pruebas de estadificación. La cistoscopia es un tipo de endoscopia que se utiliza para examinar la vejiga más de cerca. Se realiza si el médico sospecha que el cáncer vulvar se ha extendido a las vías urinarias. La sigmoidoscopia es un tipo de endoscopia que se utiliza para observar el revestimiento del recto y la parte inferior del colon (colon sigmoide). Se realiza si el médico sospecha que el cáncer vulvar se ha extendido al recto o el ano. La pielografía intravenosa (que, hoy en día, ha sido reemplazada por la tomografía computarizada) es un procedimiento que se usa para examinar los riñones, la vejiga y el uréter.

TRATAMIENTO DEL CÁNCER DE VULVA


El tratamiento para el cáncer vulvar lo realizan ginecólogos y oncólogos ginecológicos. Los planes de tratamiento están diseñados para satisfacer las necesidades únicas de cada mujer con cáncer. Las decisiones de tratamiento para el cáncer vulvar se basan en la etapa (especialmente si el cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos), el grado, la localización del tumor en la vulva, el tipo de tumor y su estado de salud en general.

Cirugía para el cáncer de vulva


Es el tratamiento primario para el cáncer vulvar. El objetivo de la cirugía es eliminar la mayor cantidad de cáncer posible, tratando de preservar la apariencia y función de la vulva. Una escisión local amplia se realiza para tratar el cáncer de vulva en las primeras etapas. La vulvectomía elimina todo o parte de la vulva y los tejidos circundantes. En una etapa inicial puede hacerse una vulvectomía radical parcial. Para el cáncer de vulva avanzado se hace una vulvectomía radical completa. El cirujano extirpará también los ganglios linfáticos de uno o ambos lados de la ingle a través de una incisión separada. Para el cáncer de vulva avanzado o recurrente puede usarse una exenteración pélvica, en la que se elimina la vulva, la vagina, el cuello uterino, el útero, los ganglios linfáticos, el recto y la vejiga.

Escisión local amplia

Una amplia escisión local extirpa el tumor vulvar junto con 2.1 cm de tejido sano que lo rodea (margen quirúrgico). Se utiliza para la neoplasia intraepitelial vulvar o para tumores vulvares muy pequeños que no han crecido más profundos que 1 mm en los tejidos subyacentes (estroma).

Vulvectomía

La vulvectomía es la extirpación quirúrgica de la vulva. Los diferentes tipos de vulvectomía eliminan diferentes cantidades de tejido:

- Vulvectomía superficial. Elimina sólo la capa superior de la piel de la vulva. Es una opción quirúrgica para la neoplasia intraepitelial en casos raros. No es una opción para el cáncer vulvar invasivo.

- Vulvectomía simple. Se elimina toda la vulva, pero el tejido subyacente se deja en su lugar. Esta cirugía se puede utilizar para eliminar la neoplasia intraepitelial que se encuentra en varias áreas de la vulva (multifocal).

- Vulvectomía radical. Se eliminan los tejidos más profundos bajo la piel de la vulva. Hay 2 tipos: parcial (elimina parte de la vulva y los tejidos más profundos debajo del tumor) y completa (elimina toda la vulva y los tejidos más profundos por debajo de la vulva y el clítoris). La vulvectomía radical parcial es la más común, mientras que la completa rara vez se realiza debido a que causa desfiguración y pérdida de la función.

Exenteración pélvica

La exenteración pélvica es una operación importante que a veces se usa para tratar el cáncer de vulva que ya se ha extendido a otras estructuras de la pelvis en el momento del diagnóstico o que ha vuelto a aparecer en la pelvis después del tratamiento inicial. En ella se eliminan la vulva, el cuello uterino, el útero, la vagina, los ovarios, las trompas de Falopio y los ganglios linfáticos cercanos, junto con otros órganos cercanos como la vejiga o el recto.

Disección de los ganglios linfáticos inguinales

El cáncer de vulva a menudo se disemina a los ganglios linfáticos inguinales (de la ingle). La eliminación, o disección, de los ganglios linfáticos inguinales es una parte importante de la estadificación y pronóstico del cáncer vulvar. Una disección de ganglio linfático inguinal se realiza para cualquier tumor vulvar que invade los tejidos subyacentes de la vulva por más de 1 mm. En el pasado, los ganglios linfáticos se eliminaban a través de la incisión (corte) que se utiliza para eliminar el cáncer. Para hacer esto, el cirujano tenía que hacer una incisión más grande. Sin embargo, una incisión más grande puede causar problemas con la cicatrización de las heridas y otros efectos secundarios. Actualmente la disección de los ganglios linfáticos inguinales se realiza a través de una incisión separada cerca del pliegue entre la pierna y la ingle. Se puede hacer al mismo tiempo que la cirugía original para eliminar el cáncer o en un momento diferente. Dependiendo de la ubicación del tumor vulvar, el cirujano puede extirpar los ganglios linfáticos de uno o ambos lados de la ingle (disección de ganglio linfático inguinal bilateral). Si el tumor está cerca de la mitad de la vulva, se hará una disección bilateral de los ganglios linfáticos inguinales porque el cáncer puede extenderse a ambos lados de la ingle.

Cirugía reconstructiva

Si se extrae una gran cantidad de piel y tejido durante la cirugía del cáncer vulvar, el cirujano tendrá que reconstruir la zona. El tipo de cirugía reconstructiva dependerá del tipo de cirugía vulvar y de la cantidad de tejido que necesite ser reparado.

Un colgajo de piel es un área de piel retirada de un área donante (a menudo el muslo). El colgajo de piel se coloca sobre la zona donde se extirpó la piel de la vulva y se cose en su lugar.

En un injerto de piel, una sección más gruesa de tejido con su propio suministro de sangre se retira de una zona donante. El injerto se trasplanta a la zona de la cirugía vulvar.

La cirugía reconstructiva para el cáncer vulvar usualmente se realiza al mismo tiempo que la cirugía para extirpar el tumor. En algunas mujeres, la cirugía reconstructiva se puede hacer en un momento posterior. Esto ayuda a asegurar el mejor resultado de reconstrucción.

Drenajes después de la cirugía

A menudo se dejan pequeños tubos o drenajes en las incisiones de la cirugía del cáncer vulvar. Estos tubos permiten que los fluidos drenen de la incisión a medida que sana.

Efectos secundarios de la cirugía del cáncer vulvar

La cirugía del cáncer de vulva puede acarrear diversos efectos secundarios:

- Daño en los nervios. Durante la cirugía para el cáncer de la vulva, los nervios se pueden dañar o cortar. Esto puede causar sensaciones diferentes en el área de la vulva, en la ingle o en una o ambas piernas. El daño nervioso es uno de los efectos secundarios más comunes de la cirugía vulvar. Los síntomas pueden incluir: entumecimiento u hormigueo (a veces descrito como "alfileres y agujas"), zonas calientes o frías, y una sensación como de corriente eléctrica. El daño a los nervios por lo general mejora con el tiempo ya que los nervios sanan; sin embargo, algunas mujeres tienen un daño permanente en el nervio.

- Dolor y malestar. Algunas mujeres pueden sentir dolor en el área de la vulva después de la cirugía. Este dolor debe disminuir y desaparecer a medida que la incisión sana. Muchas mujeres siguen teniendo molestias en la ingle después de la cirugía, especialmente cuando usan pantalones ajustados. Esto se debe a que el tejido de la vulva se ha eliminado y la abertura uretral y la entrada vaginal rozan contra de la ropa. El uso de ropa holgada ayudará a reducir esta sensación de incomodidad.

- Infección. Una infección de la herida puede ocurrir después de la cirugía. Este no es un efecto secundario común, pero potencialmente puede ocurrir después de cualquier tipo de cirugía. A veces se colocan tubos en la herida para drenar el exceso de fluido. Los antibióticos pueden ser usados ​​para ayudar a prevenir o tratar una infección. Las infecciones de la herida son un efecto secundario temporal de la cirugía. Debe estar atenta a los signos de infección, como enrojecimiento, pus, drenaje fétido, fiebre y aumento de la hinchazón o sensibilidad en el lugar de la incisión. Algunas mujeres pueden desarrollar una infección urinaria después de la cirugía debido a que un catéter urinario se coloca en la vejiga durante la cirugía de cáncer de vulva. Se pueden utilizar antibióticos para tratar las infecciones del tracto urinario. Informe al médico de los signos de una infección del tracto urinario, como orina turbia con olor desagradable, malestar, hinchazón o secreción vaginal.

- Ruptura de la herida. La herida puede romperse si la piel o los tejidos no cicatrizan adecuadamente después de la cirugía. Esto puede ser causado por infección o inflamación del tejido. Las mujeres a las que se les hace una vulvectomía completa están en un riesgo más alto de desarrollar una dehiscencia de la herida. El tratamiento incluye una limpieza frecuente de las heridas y cambios de vendajes.

- Coágulos de sangre. Un coágulo de sangre en las piernas se denomina trombosis venosa profunda. Esta trombosis puede ocurrir inmediatamente después de la cirugía debido a la movilidad disminuida y a otros factores. En los casos más graves, un coágulo de sangre puede desprenderse y viajar a los pulmones (embolia pulmonar), causando falta de aliento y niveles bajos de oxígeno. Es importante comunicar al médico cualquier enrojecimiento, hinchazón, dolor o calambres en la pantorrilla.

- Seroma. Un seroma es una zona blanda e inflamada debida a la hinchazón causada por una acumulación de líquido linfático bajo la piel cerca de la incisión quirúrgica. Normalmente, el líquido linfático fluye a través de pequeños tubos (vasos linfáticos) que conectan los ganglios linfáticos. Cuando los vasos linfáticos se cortan o se eliminan durante la cirugía, el fluido linfático se puede acumular en la zona. El seroma es un efecto secundario común de la cirugía de la vulva, especialmente de una vulvectomía radical. A menudo sucede después de retirar los drenajes quirúrgicos. El tratamiento para un seroma puede incluir drenar el líquido con una aguja y una jeringa. Algunas mujeres pueden necesitar que el seroma se drene varias veces. En casos raros, puede ser necesaria cirugía para extirpar el seroma.

- Hematoma. Un hematoma es una acumulación anormal de sangre fuera de los vasos sanguíneos. Es causada por la fuga de sangre de los vasos sanguíneos que fueron cortados durante la cirugía. Es un efecto secundario poco frecuente de la cirugía del cáncer vulvar. Un hematoma puede causar dolor, enrojecimiento, decoloración de la piel e hinchazón en el área alrededor de la incisión. La mayoría de los hematomas desaparecerán poco a poco con el tiempo, pero los grandes hematomas pueden tomar varias semanas o meses en desaparecer. El tratamiento puede incluir la aplicación de presión a la zona o el drenaje de la sangre recogida con una aguja y una jeringa. Los medicamentos para el dolor pueden ser utilizados para controlar el dolor.

- Linfedema. Un linfedema es la hinchazón que se produce cuando el líquido linfático se acumula en los tejidos blandos de las extremidades (brazos o piernas). Es causada por un problema en el movimiento de los productos de desecho (líquido linfático) en una extremidad. El linfedema ocurre generalmente en una o ambas piernas, después de la cirugía para el cáncer vulvar, cuando un mayor número de ganglios linfáticos son eliminados de la ingle o el área pélvica. El riesgo de desarrollar linfedema es mayor cuando los ganglios linfáticos se eliminan de ambos lados de la ingle. Puede ser un efecto secundario a largo plazo de la cirugía para el cáncer vulvar. Es necesario informar al médico de los primeros signos de hinchazón en las piernas. Un fisioterapeuta puede ayudar a tratar y controlar el linfedema. El uso de prendas de compresión (como leggins o medias) puede ayudar a reducir el linfedema en las piernas después de la cirugía de la vulva.

- Cambios en la apariencia y función de la vulva. La cirugía puede cambiar la apariencia normal de la vulva cuando se extrae el tejido. Muy poco tejido se elimina con una escisión local amplia, por lo que sólo quedará una pequeña cicatriz. Pero en una cirugía extensa, tal como una vulvectomía radical parcial o una vulvectomía radical completa, se elimina toda o parte de la vulva. A veces el flujo de orina cambia de dirección después de la cirugía de la vulva. La apertura de la uretra puede ser diferente, por lo que la orina puede estar dirigida a un lado.

- Cicatrización. Puede desarrollarse tejido cicatricial después de la cirugía para el cáncer vulvar. El tejido cicatrizal puede ser más grueso y menos flexible que los tejidos normales de la vulva. La cicatrización puede provocar que la abertura de la vagina se estreche, haciendo que las relaciones sexuales sean dolorosas. La piel puede ser estirada gradualmente con el uso de dilatadores de diámetro creciente. Si la cicatrización es grande, se puede necesitar cirugía reconstructiva usando injertos de piel.

- Fracaso del injerto. En casos raros, los injertos utilizados para reparar la vulva no pueden sanar y el tejido muere. Puede realizarse una nueva cirugía para reconstruir la vulva.

- Cambios en el deseo sexual. Después de la cirugía vulvar, algunas mujeres pueden sentirse acomplejadas por los cambios en su cuerpo. Esto puede conducir al miedo a la intimidad con su pareja. Las mujeres pueden experimentar cambios en el deseo sexual después de la cirugía para el cáncer vulvar. La cirugía puede afectar los nervios en el área de la vulva, haciendo que la zona quede entumecida. Estos efectos secundarios pueden hacer que sea difícil para una mujer sentir placer sexual. Si el clítoris se ha eliminado durante la cirugía, la mujer va a tener dificultades para llegar al orgasmo. El tejido cicatrizal también puede hacer que las relaciones sexuales sean dolorosas.

Radioterapia para el cáncer de vulva


La radioterapia externa se utiliza para tratar el cáncer de vulva que se ha extendido profundamente en los tejidos subyacentes o a los ganglios linfáticos de la ingle o la pelvis. También se puede combinar con quimioterapia para reducir un tumor vulvar avanzado antes de la cirugía.

Las mujeres con cáncer vulvar en etapa inicial que no se ha diseminado a los ganglios linfáticos de la ingle (ganglios linfáticos inguinales) pueden recibir radioterapia externa después de la cirugía si el tejido eliminado junto con el tumor (margen quirúrgico) fue de menos de 8 mm de ancho o si el tumor creció profundamente en los tejidos subyacentes. La radiación se dirige a la zona donde se extirpó el tumor.

Las mujeres que tienen cáncer vulvar avanzado que se ha extendido a la pelvis y a otros órganos pueden recibir radioterapia de haz externo antes de la cirugía, y se puede combinar con quimioterapia. El objetivo es reducir el tumor para que la cirugía sea menos extensa y preservar la mayor funcionalidad posible.

Efectos secundarios de la radioterapia para el cáncer de vulva

Los efectos secundarios más comunes de la radioterapia para el cáncer vulvar son:

- Fatiga. La fatiga comienza generalmente durante la segunda semana de tratamiento o posterior. Algunas mujeres pueden tener más síntomas de cansancio o fatiga en el transcurso del tratamiento, pero en general desaparece gradualmente después de terminar el tratamiento.

- Reacciones cutáneas. Las reacciones en la piel ocurren porque la radiación de haz externo viaja a través de la piel para alcanzar el área que está siendo seleccionada para tratamiento. La piel en el área radiada puede estar: enrojecida y húmeda (la reacción más común de la piel de la vulva a la terapia de radiación), más oscura o bronceada, seca y picante, sensible o con dolor, pelada o con ampollas, más gruesa, menos flexible, cicatrizada, rota, o salpicada de pequeñas marcas rojas debido a que los vasos sanguíneos se han roto (telangiectasia). La mayoría de las reacciones de la piel se producen dentro de las primeras 2 semanas después de recibir tratamiento con radiación. Por lo general, desaparecen unas semanas después del tratamiento. Algunos cambios en la piel, como el oscurecimiento de la piel, la telangiectasia o las cicatrices, pueden ser permanentes. Algunas mujeres no experimentan reacciones de la piel con la radioterapia. Un efecto secundario a largo plazo es la atrofia de los tejidos de la vulva, donde el tejido se vuelve más delgado y más pequeño.

- Problemas con la cicatrización de heridas. La radiación dirigida a la ingle puede causar problemas con el corte que se hace para extraer los ganglios linfáticos inguinales. La herida puede abrirse o tardar más en sanar completamente. El tratamiento incluye una limpieza frecuente de las heridas y un cambio habitual en los vendajes.

- Linfedema. La radioterapia para el cáncer de la vulva puede causar cicatrices en los vasos linfáticos de la ingle o la pelvis. Si se produce la cicatrización, aumenta el riesgo de linfedema.

- Náuseas y vómitos. Pueden ser efectos secundarios de la radioterapia para el cáncer vulvar porque la radiación se dirige al abdomen. Si la radiación se combina con quimioterapia, las náuseas y vómitos pueden empeorar. El equipo médico le puede recomendar el uso de medicamentos contra las náuseas.

- Diarrea. La radioterapia dirigida a la pelvis puede causar la inflamación del intestino (enteritis por radiación). El tratamiento puede incluir medicamentos para controlar la diarrea.

- Cistitis por radiación. La radioterapia en la pelvis puede causar inflamación de la vejiga (cistitis por radiación). Los síntomas incluyen espasmos musculares dolorosos de la vejiga, intensa necesidad de orinar y dolor al orinar. Los síntomas suelen aparecer de 3-5 semanas después del inicio de la radioterapia. La mayoría de los síntomas desaparecen gradualmente unas 2-8 semanas después de que se completa la radiación. En algunas mujeres, la cistitis puede continuar o desarrollarse después de terminar la radioterapia para el cáncer vulvar. Beber mucho líquido para asegurar un flujo regular de la orina y vaciar la vejiga con frecuencia puede ayudar a las personas a mejorar los problemas de vejiga. Es necesario informar de ardor, dolor y micción frecuente al equipo de radioterapia porque pueden ser síntomas de infección.

- Estrechamiento de la vagina (estenosis vaginal). Puede hacer que las relaciones sexuales y los exámenes pélvicos sean dolorosos. La prevención y el tratamiento pueden incluir el uso de dilatadores vaginales para mantener los tejidos estirados y abiertos.

- Fístula. Después de la terapia de radiación puede aparecer un pasaje anormal o abertura (fístula) entre la vejiga o los uréteres y la vagina, o entre el recto y la vagina. Suele ser necesaria cirugía para reparar la fístula.

- Supresión de la médula ósea. Un recuento bajo de glóbulos rojos (anemia) provoca fatiga, palidez y malestar general. Un recuento bajo de glóbulos blancos (neutropenia o leucopenia) aumenta el riesgo de infección.
La supresión de la médula ósea puede ocurrir cuando se administra radioterapia en el área pélvica. Los recuentos de células sanguíneas suelen volver a la normalidad después de que la radioterapia ha terminado.

- Menopausia inducida por el tratamiento. La radioterapia de la pelvis puede afectar a los ovarios y conducir a la menopausia inducida por el tratamiento. Depende de la edad de la mujer y de la dosis de radiación a los ovarios. El efecto puede ser temporal o permanente.

Quimioterapia para el cáncer de vulva


La quimioterapia se utiliza muy poco para tratar el cáncer vulvar porque la investigación ha demostrado que no es un tratamiento eficaz. Los fármacos, dosis y horarios varían de mujer a mujer. La combinación de quimioterapia más común usada con radioterapia para tratar el cáncer vulvar es cisplatino y 5-fluorouracilo. Esta combinación se utiliza para hacer las células cancerosas más sensibles a la terapia de radiación (como radiosensibilizador). Muy pocos fármacos son eficaces contra el cáncer de vulva avanzado, por lo que no hay tratamientos estándar.

La quimioterapia puede tener como efectos secundarios: náuseas y vómitos, supresión de la médula ósea, cambios en la piel, pérdida de apetito, diarrea, dolor en la boca (estomatitis o mucositis oral causada por el medicamento 5-fluorouracilo que se administra para el cáncer vulvar), problemas en los ojos y daño a los nervios (neuropatía periférica).

Seguimiento después de finalizar el tratamiento


Las revisiones regulares de seguimiento son importantes, especialmente en los primeros cinco años después del tratamiento. El objetivo del seguimiento es encontrar una recurrencia (un cáncer que ha reaparecido) cuando es pequeño, así como aliviar los efectos secundarios del tratamiento.

El cáncer vulvar se comporta de manera diferente en cada mujer, y un programa de seguimiento estándar no funciona para todas. Si tiene cáncer vulvar, hable con su médico acerca de un plan de seguimiento que se adapte a su situación individual. Después de terminado el tratamiento, es necesario informar al médico de nuevos síntomas que no desaparezcan sin esperar a la próxima cita programada. Estos síntomas pueden incluir: picazón de la vulva, cambios en la piel de la vulva, cualquier nuevo bulto o hinchazón en la ingle o la pelvis, y dolor o sangrado.

Las visitas de seguimiento se programan: 3 meses después del tratamiento inicial, cada 6 meses durante 3 años, y una vez al año después de 3 años.

Durante una visita de seguimiento, el médico puede realizar un examen físico completo, incluyendo: examen pélvico, prueba de Papanicolau (cada 3 años), examen de la piel de la vulva y el ano, y palpación de los ganglios linfáticos (ingle y pelvis). Puede ser sometida a nuevas pruebas como parte del seguimiento o si el médico sospecha que el cáncer ha vuelto a aparecer (ha recurrido).

INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO EN EL CÁNCER DE VULVA


La siguiente información es una selección de investigaciones prometedoras para el cáncer vulvar:

- Reducción de riesgos: vacunas que protegen contra la infección por el VPH-16 y VPH-18 (Gardasil, Cervarix).

- Diagnóstico: identificación y biopsia del ganglio centinela para comprobar si el cáncer vulvar se ha diseminado a los ganglios linfáticos en la ingle.

- Pronóstico: investigación de los tumores de células escamosas VPH-positivos y de los tumores que expresan anormalmente el gen p16 como factores de menos riesgo, y mutaciones genéticas en el receptor del factor de crecimiento epidérmico como pronóstico menos favorable.

- Tratamiento: una crema tópica llamada Imiquimod como posible tratamiento para la neoplasia intraepitelial vulvar (menos recurrencia de la enfermedad y una mejor calidad de vida), la terapia fotodinámica, la combinación de cirugía-radioterpia-quimioterapia, y la quimiorradiación (combinación de quimioterapia y radioterapia) como una opción no quirúrgica para las mujeres con cáncer de vulva avanzado.

PRONÓSTICO Y SUPERVIVENCIA PARA EL CÁNCER DE VULVA


Los siguientes son factores pronósticos del cáncer vulvar:

- Diseminación a los ganglios linfáticos. El factor pronóstico más importante para el cáncer vulvar es el número de ganglios linfáticos de la ingle (ganglios inguinales) a los que el cáncer se ha propagado. El cáncer vulvar que no se ha propagado a los ganglios linfáticos tiene el mejor pronóstico. Las mujeres con menos de 3 ganglios linfáticos que contienen cáncer (ganglios positivos) tienen un mejor pronóstico que las mujeres que tienen 3 o más ganglios positivos. El cáncer vulvar que se ha diseminado a los ganglios linfáticos en ambos lados de la ingle tiene un peor pronóstico que el cáncer vulvar que se ha diseminado sólo a los ganglios linfáticos en el mismo lado de la ingle donde está el tumor.

- Diámetro del tumor. Los tumores de vulva que son de 2 cm o menos tienen un pronóstico mejor que los tumores que son de más de 2 cm.

- Tipo de tumor. El carcinoma verrugoso y el carcinoma basal de células de la vulva tienen un buen pronóstico. Sin embargo, el melanoma de la vulva tiene un peor pronóstico que otros tipos de tumores de vulva.

Esperanza de vida del cáncer de vulva


La supervivencia relativa a 5 años para el cáncer de vulva es de aproximadamente un 60%, pero varía según la etapa en la que se encuentra el cáncer. Para el carcinoma de células escamosas (el tipo más común de cáncer vulvar), la esperanza de vida a 5 años es de:
- Etapa I: 93%.
- Etapa II: 79%
- Etapa III: 53%
- Etapa IV: 29%