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Síntomas de cáncer de recto
Información sobre los primeros signos típicos del tumor, detección precoz de quistes y pólipos, señales iniciales comunes del carcinoma y la neoplasia.
El cáncer rectal puede causar muchos síntomas que requieren consultar al médico. Sin embargo, también puede estar presente sin ningún síntoma, de ahí que sea muy importante realizarse revisiones. Entre los síntomas más habituales del cáncer rectal están:
- El sangrado en las heces. Si se observa sangre al defecar se debe consultar al médico, aunque en la mayoría de los casos está provocada por hemorroides. También puede haber sangre en las heces sin que se vea, dando lugar a anemia y sus síntomas clásicos (cansancio, falta de aliento, taquicardias y/o mareo).
- Cambio en los hábitos intestinales por obstrucción del intestino. Si un tumor crece en el recto, al aumentar de tamaño puede impedir el paso de las heces, provocando estreñimiento o dolor al defecar. Si hay una obstrucción grave, puede presentarse dolor en el abdomen o calambres. También puede observarse que las heces aparecen delgadas (heces en forma de lápiz), debido al estrechamiento del conducto rectal por haber sido invadido por el tumor. Finalmente, puede producirse una sensación de no haber evacuado todas las heces tras la defecación.
- Pérdida de peso. Debido al metabolismo del tumor, el cáncer rectal puede provocar una pérdida de peso inexplicable (que no sea por seguir una dieta o por hacer ejercicio).
Al igual que el cáncer de colon, el pronóstico y el tratamiento del cáncer rectal depende de hasta qué punto el cáncer ha invadido la pared del recto y los ganglios linfáticos circundantes. Sin embargo, aunque el recto es una parte del colon, la ubicación del recto en la pelvis plantea desafíos adicionales en el tratamiento en comparación con el cáncer de colon.
El cáncer rectal generalmente se desarrolla durante varios años, y crece primero como un tumor precanceroso llamado pólipo rectal. Algunos pólipos tienen la capacidad de convertirse en cáncer, comenzar a crecer y penetrar en las paredes del recto.
La historia familiar es un factor para determinar el riesgo de cáncer rectal. Si hay antecedentes familiares de cáncer colorrectal en un pariente de primer grado (padre o hermano), se debe hacer una endoscopia de colon y recto 10 años antes de la edad de diagnóstico del familiar o antes de los 50 años (lo que ocurra primero). Si hay sospechas de sangrado, también se puede hacer una prueba de sangre oculta en las heces.
Un factor de riesgo que se olvida a menudo, pero que tal vez es el más importante, es la falta de detección del cáncer. La exploración rutinaria del colon y del recto es la mejor manera de prevenir el cáncer rectal. Para la exploración del recto, el médico o la enfermera realizan un tacto rectal.
Cómo se detecta el cáncer de recto
Además de consultar su historial, preguntar por los síntomas y realizar un examen físico completo, el médico puede recomendar uno o más de los siguientes exámenes de diagnóstico:
- Enema de bario (también conocido como serie gastrointestinal inferior). Consiste en tomar radiografías del intestino grueso.
- Prueba de sangre oculta en las heces. Es un examen no invasivo que detecta la presencia de sangre oculta en las heces. Esa sangre puede surgir de cualquier parte del tracto digestivo. La sangre oculta en las heces suele ser el primer signo de alarma y, en muchos casos, el único signo de que una persona tiene cáncer rectal.
- Sigmoidoscopia. Se realiza para observar el interior del recto y del colon inferior, y extraer pólipos u otro tejido anormal para examinarlos con un microscopio.
- Colonoscopia. Se realiza para observar el interior del recto y todo el colon, y extirpar pólipos u otro tejido anormal para examinarlos con un microscopio.
- Polipectomía. Se realiza durante una sigmoidoscopia o colonoscopia para extirpar los pólipos.
- Biopsia. Durante una biopsia, se extrae una pequeña cantidad de tejido de la zona sospechosa para que sea examinada por un patólogo.
Si se le diagnostica cáncer de recto, el médico tiene que conocer la etapa o extensión de la enfermedad. La estadificación es un intento cuidadoso para determinar si el cáncer se ha extendido y, si es así, a qué partes del cuerpo. Esta información también ayuda al médico a desarrollar el mejor plan de tratamiento. Para ayudar a determinar la etapa del cáncer rectal se pueden hacer otras pruebas como un ultrasonido endorrectal o una resonancia magnética.
Tratamiento para el cáncer de recto
El tratamiento para el cáncer de recto depende de su etapa, y puede ser:
- Cirugía. Se extirpa el cáncer y el tejido rectal asociado, así como los ganglios linfáticos cercanos. Se hace a través del ano o por medio de una incisión abdominal. El recto se cose posteriormente. Si se extrae una gran cantidad de tejido, puede que no sea posible cerrar el recto y se necesitará una colostomía, ya sea temporal o permanentemente.
- Radioterapia. Se usan altas dosis de radiación dirigidas de forma precisa para matar las células cancerosas.
Colostomía
Si el cáncer de recto se ha diagnosticado en sus últimas etapas, puede haberse diseminado hasta el punto en que ya no es posible curarlo. El tratamiento se centra entonces en mejorar la calidad de vida mediante el alivio de los síntomas. Esto se llama tratamiento paliativo.